Selvática mujer que habitas lejos
y bebes con placer de cuanto escribo,
ansío conocerte y que conozcas
al hombre y no al autor de tantos ripios.
Quisiera poder verte… ¿Cómo hacerlo
estando tan lejanos? Mis suspiros,
en alas de mis versos, vuelen raudos
al sitio donde lees mis escritos.
No sé cómo serás. Acaso, hermosa.
Mas una cosa es cierta: Que adivino
que seas guapa o fea poco importa.
Tu alegre corazón es lo que estimo.
Mas quiso la Fortuna que supiera
que existes y que sepas tú que existo
muy tarde acaso ya, puesto que hay lazos
que obligan nos separe un ancho abismo.
Difícil de salvar es tal obstáculo,
mas pueden dos palabras con buen ritmo
hacer que tome impulso. Son: - ¡Te quiero!
Igual con tal sentir saltar consigo.
y bebes con placer de cuanto escribo,
ansío conocerte y que conozcas
al hombre y no al autor de tantos ripios.
Quisiera poder verte… ¿Cómo hacerlo
estando tan lejanos? Mis suspiros,
en alas de mis versos, vuelen raudos
al sitio donde lees mis escritos.
No sé cómo serás. Acaso, hermosa.
Mas una cosa es cierta: Que adivino
que seas guapa o fea poco importa.
Tu alegre corazón es lo que estimo.
Mas quiso la Fortuna que supiera
que existes y que sepas tú que existo
muy tarde acaso ya, puesto que hay lazos
que obligan nos separe un ancho abismo.
Difícil de salvar es tal obstáculo,
mas pueden dos palabras con buen ritmo
hacer que tome impulso. Son: - ¡Te quiero!
Igual con tal sentir saltar consigo.