jueves, 24 de enero de 2008

Aún recuerdo el ayer en que fue mía...

Aún recuerdo el ayer en que fue mía.
Y mañana, ¿qué habrá? Ni lo sospecho.
¿Qué mujer vivirá bajo mi techo,
que me preste su ayuda en mi agonía?

¿Quién tendré junto a mí llegado el día
en que cese el aliento de mi pecho?
¿Cuando yazca tendido sobre el lecho,
quién habrá de apretar mi mano fría?

¡Caprichoso y travieso es el Destino!
Nos domina a su gusto y nos maneja,
dirigiendo al azar nuestro camino

como más se le antoja. Moraleja:
Deberemos andar siempre con tino
y con tino elegir nuestra pareja.

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