Puedo anticipar y anticipo, emulando la histórica frase del ex presidente Suárez – a quien la Historia parece que ya le ha hecho justicia al considerarle el verdadero artífice de la democracia española – que mi voto para las próximas elecciones del 9 de marzo ya estaba decidido desde hace meses. Pero, como me considero independiente a ultranza de cualquier Partido Político, voy a exponerles mi opinión tras el primer debate televisivo – celebrado anoche – de los dos que tienen fijados los candidatos de los dos Partidos mayoritarios.
No voy a entrar en discusiones, como hacen los Medios de Comunicación, sobre quién fue el triunfador del mismo. Para mí que ganó Mariano Rajoy. A los puntos y por escaso margen como en un reñido combate, utilizando términos boxísticos, pero supo alzarse con la victoria en este encuentro.
Lo que sí me ha quedado muy claro, y voy a ser muy breve en esta ocasión, es que si tuviera que confiar mis escasísimos ahorros y el porvenir de mi jubilación en manos de uno de ambos oponentes lo haría sin dudar en las de Mariano Rajoy y nunca en las de su oponente. Pero, también siendo conciso y contundente, les aclaro que jamás los confiaría – si pudiera evitarlo – en las decisiones políticas de ninguno de los dos Partidos a los que representan.
Más claro creo que no se puede ser, salvo que pensemos en el agua del antiquísimo Canal de Lozoya que abastecía hace muchos años a la población de Madrid. Se puede decir más alto, pero desde luego que no con mayor crudeza.
Y si alguien me pregunta mis razones para pensar así le contestaré que ambas facciones exhalan más olor a chorizo que una charcutería. En ella habrá géneros de mejor y de peor calidad, más gustosos al paladar o menos; pero todos, al final, huelen parecido. Así de claro.
La semana que viene más.
¡Saludos!
martes, 26 de febrero de 2008
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