viernes, 15 de febrero de 2008

La reforma

No deben temer, al leer el título de este artículo, que les vaya a hablar de la que llevó a cabo el monje Martín Lutero. De aquella han pasado ya muchos siglos y casi siempre suelo opinar sobre la actualidad. Y, actualmente, en España estamos en periodo preelectoral. En la época del “antes de meter, mucho prometer; pero después de metido, nada de lo prometido”. Frase que hiciera célebre el cómico Pajares hace años.
Todos los Partidos Políticos hacen muchas promesas: Que van a cambiar todo para mejor si triunfan en los comicios, que van a conseguir que vivamos todos en la Gloria. E, incluso, alguno llega a ofrecer dinero como si quisiera comprar los votos.
Pero he aquí que, de repente, llega el señor ministro de Justicia y decide que está muy bien ofrecer que mejore la vida de los demás pero que de momento tiene que mejorar la suya propia. Y aduciendo motivos de seguridad, sin más explicaciones, se alquila un “apartamentito” de 240 metros cuadrados. Lugar donde ya han vivido otros políticos, incluyendo a Mariano Rajoy, y considera que debe efectuar una “reforma” en el mismo.
De ahí proviene el encabezado.
En plena época de crisis económica, reconocida a medias por su propio Grupo y palpable realmente en la calle y en todas las empresas, este buen señor se gasta 250.000 € - 45 millones de pesetas, más o menos – en decorar su casa y en mejorar la seguridad de la misma aparte de colocar unas nuevas jardineras. Ignoro si es que habrá transplantado parte del Parque del Buen Retiro a la vivienda, pero es muy posible. Y todo ello con cargo a las arcas públicas, naturalmente, que no lo ha pagado de su bolsillo.
A todo esto, el señor ministro dispone de piso propio en Madrid; el cual puedo comprender que fuera válido para un magistrado pero no para un miembro del Gobierno. La seguridad de un juez puede ser menor. Por ello mismo han asesinado a más de uno y no a ningún ministro, pero eso es harina de otro costal. Los jueces lo son por oposición y los ministros son nombrados a dedo; luego hay que proteger más a los amigos que a los que pueden no serlo.
De todas formas, como no creo que todo ese dineral se haya ido en sistemas de alarma con rayos infrarrojos y demás sofisticados inventos para salvaguardar la vida del alto cargo sino también para dotar a la vivienda de más lujosos cuartos de baño y de muebles y tresillos suntuosos, me agradaría saber qué diferencia existe entre el culo de un ministro y los del resto de los ciudadanos para que tenga que sentarlo sobre cerámica artística o quizás hasta de mármol y no sobre un inodoro moderno pero normalito.
Es de suponer que también su cuerpo será más delicado y necesite retreparse sobre sofás más cómodos, para no dañarse.
Y todo esto a menos de un mes de las Elecciones Generales... Es para que se le pusiera la cara del mismo color que su apellido, Bermejo; pero, descuiden, que eso no ocurrirá.
Lo que desconozco es lo que habrán pensado sus colegas de Economía, a quien se le dispara el IPC, y el de Trabajo que ve cómo se le incrementa la lista del paro.
Zapatero, como es de esperar, lo habrá tomado con su mejor talante; pero tal vez tampoco le haya hecho mucha gracia. Vender la piel del oso antes de matarlo es malo. Despilfarrar el dinero de esa venta puede ser contraproducente.
¿Y estos son los que proclaman la Justicia Social? Pensarán que ésta comienza por ellos mismos, como la caridad bien entendida.
Volviendo a casa he visto un eslogan de ZP: - ¡Nos queda mucho por hacer todavía! –
Claro, las reformas de las viviendas de los demás miembros del Partido.
¡Hasta pronto!

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