No veas en mis actos apatía,
es sólo que el amor vivo pausado;
el tiempo se llevó mi lozanía,
las prisas del ayer ya se han calmado.
Son actos que contemplo cada día
al ver el caminar del que, a mi lado,
se arrastra lentamente a su querencia:
El viejo del que esperan ya la herencia.
Yo joven fui también y mi energía
en torpes aventuras del pasado
gasté sin dilación y en gran cuantía,
sin pausa y sin pensar si era pecado.
Busqué siempre el placer, la algarabía,
sin pausa y sin pensar si era pecado.
Hoy freno mi ilusión y mi impaciencia.
Tenía que servirme la experiencia.
Mas pienso que me resta todavía
bastante por andar. Con tanto andado
contemplo mi final con lejanía,
el miedo al Más Allá me ha abandonado.
Me quedan gran vigor y valentía,
mis ansias de querer aún no han mermado.
Mas tomo ya el asunto con paciencia,
en vez del corazón uso la ciencia.
Contempla esta actitud con simpatía.
No creas que me aburro y, fatigado,
prefiero más dormir. Tu compañía
ansío tener pronto. No han cesado
las ganas de querer hacerte mía,
mas debo de portarme con cuidado.
Comprende que fue dura mi existencia,
que tengo así que obrar en consecuencia.
miércoles, 12 de marzo de 2008
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